viernes, 22 de julio de 2016

El café de los viernes + olor a mar

Y ya lo estaba deseando... el café, que hacía 5 meses que no nos tomábamos juntos y el mar...

El café de los viernes. Julio 2016
Imagen: From the Beehive to the Bay

Si estuviéramos tomando un café, te hablaría de lo importante que se está volviendo el mar en mi vida. Acostumbrada a él desde niña y disfrutándole de verano en verano. Las vacaciones entonces sabían a camping y a Mediterráneo, cuyo turquesa nos acompañaba en nuestro recorrido por el litoral.

Alicante 1978
Alicante (1978)

Si estuviéramos tomando un café, te contaría que el mar (y no el amor) ha sido causante de mis mayores revolcones en la arena. Olas que te llevan a la orilla y te recuerdan que eres terrenal aunque prefiera mojarme y salir a flote aun corriendo el peligro de escamarme.

Si estuviéramos tomando un café te confesaría que el mar es testigo de largos paseos planeando vida, mi vida, nuestra vida. Porque sus aguas no tienen sentido si no refrescan los recuerdos e intensifican mis ganas de futuro con Oscar y con las niñas.

Suances (2006)
Suances (2006)

Si estuviéramos tomando un café te recomendaría las aguas bravas del Atlántico, océano que me ha visto crecer y que ha presidido las mejores puestas de sol que jamás haya visto. También las del Mediterráneo, más tranquilas, que acompañaron mi infancia y ahora las de mis hijas, al cual procuramos volver cada año para poder disfrutar de un baño más relajado (y cálido) que en el norte.

Si estuviéramos tomando un café te diría que el mar...

... me abduce contando una de cada 7 olas

... se escapa entre mis dedos, como el tiempo que aún no he aprendido a saber aprovechar

... hace que me chupe la piel impregnada en su salitre, a ver si a fuerza de hacerlo aprendo a saborearme

... tiene el azul de los ojos de Celia, y de tanto mirarlos acabaré a la deriva

... me relaja, casi tanto como ver jugar a Enma, un murmullo sedante que consigue erizarme el vello

Cambrils (2014)
Cambrils (2014)


... se parece un poco a mí, o yo a él. El mar y sus vaivenes, creciendo o menguando según la marea, revuelto cuando hay marejada, que encierra tesoros en sus aguas y barcos hundidos, tan a mano y sin embargo, ¡tan enigmático!...

La Louxeira (La Coruña, 2015)
La Louxeira (La Coruña, 2015)

Hoy estoy cerca del mar y me siento más viva que nunca, respirando su brisa e inhalando su aroma. Llenando mis pulmones, mis ojos, mi oído y mis manos de su recuerdo al menos por un año, en que volvamos a encontrarnos con la ilusión de las primeras veces.
Y tú, ¿vives como yo enMARmorado?

4 comentarios:

  1. Que bonito post Sonia. Me emociona leerte. Yo no soy de mar, nadanadanada. Me gusta mirarlo pero no disfruto de las olas ni del salitre ni de la arena...tiene que haber de todo en este mundo! Disfruta de estos días! un besazo

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    1. Bueno, estoy de acuerdo contigo en que el mar tiene cosas bellas que la playa a veces estropea, por ejemplo veranear en ciertos lugares taan masificados que hacen que el mar sea más un caldo de cultivo. Pero el mar, para verlo, inspirarse, deleitarse, mojarse... es perfecto

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  2. Crecí mirando el mar cada verano, despidiéndome de él y confiando que el año siguiente me regalase otras vacaciones con mi familia, otro paseo con mi padre...
    El mar me sabía a infancia y anhelo, a inocencia y misterio..a tardes de pesca y felicidad en familia. Ahora me sabe a ti, y aquellos sabores los hemos evocado juntos... ojalá se impregnen nuestras hijas de ti y de él

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