lunes, 11 de abril de 2016

Aprender del primero

Aprender del primero

Dicen que la experiencia es un grado, y ¡vaya que si lo es!, sobre todo en momentos de decisiones importantes.
En mis primeros años en el mundo laboral tanto cambié de centro de trabajo que ya ni siquiera me ponía nerviosa. Sabía donde tenía que ir y lo que hacer como suplente, vivía con mi maletín a cuestas y la experiencia marcaba las pautas.

Consciente de que no hay dos niños iguales, la misma lógica aplico a la maternidad. Las cosas que haces con el primer hijo te hacen curtirte para embarazos posteriores y muchas veces las primerizas pecamos de emotividad que en segundas ocasiones hacen que seamos más prácticas.

Aún así, no fui de las que compraron cosas en exceso. Mis amigas me prestaron mucha ropa y traté de poner la cabeza antes de llenar la casa de bártulos que sabía que durarían poco tiempo y que acabaría guardando prácticamente nuevos.
Sí, tal vez en lo material no cambiaría nada, fui cauta y prudente, no llevaba el bolso lleno de "por si acasos" ni tuve mil trastos voluminosos. Sin embargo, sí creo que la experiencia con Enma me ha hecho ver más claro alguna de las cosas que creo debería mejorar o cosas que he aprendido e intentaré no hacer con Celia.

1) Visitas, las justas.
Hay opiniones para todo. Hay quien prefiere las visitas en hospital y no aquellas que se apalancan en casa cuando necesitas descansar y no te dan todo hecho. Mi experiencia en mi anterior puerperio fue determinante. Di a luz de madrugada y después de dos noches sin dormir, con un inicio de lactancia materna dificultoso y una necesidad imperiosa de vivir mi recién estrenada maternidad en familia, tuve que contemporizar con visitas de conocidos y familiares lejanos que tanto en casa como en el hospital se turnaban por venir a conocer a la recién nacida. Y al final los perjudicados son aquellos a quienes te gustaría ver pero a los que pides el favor de que postpongan su visita... En fin, practicaré esta vez a decir NO.

Aprender del primero

2) "Ayuditas no, gracias" y si es preciso, con leche hidrolizada.
Sé que es fácil decirlo ahora y no lo es tanto mientras tratas de instaurar la lactancia con todas sus dificultades. Reconozco que estando en el hospital hasta yo casi pedía esos "chupitos de leche" con biberón, jeringuilla o cuchara para Enma, pero hoy ya sé que hay que ser más paciente y que si por cualquier motivo yo no puedo iniciar la lactancia materna de inmediato, la lactancia artificial va a ser con leche hidrolizada.
Cada vez más, se relacionan los casos de alergias alimentarias a sensibilizaciones precoces a un alimento con un sistema inmunitario inmaduro y que luego se "aparcan" hasta su reinstauración posterior. Por eso, las nuevas tendencias apuntan a dar hidrolizados de proteinas de leche de vaca a aquellos recién nacidos cuyas madres no quieren abandonar la lactancia materna pero que por cualquier motivo precisan un suplemento inicial que luego suspenderán.

Baby-Led Weaning

3) Apuesto por el Baby Led Weaning (BLW)
Sin ser radical, ni exagerada, sí creo que la introducción de los sólidos dentro de la alimentación complementaria se debe hacer de forma precoz. Hemos detectado en Enma dificultades en la masticación y la asimilación de los alimentos menos tiernos y creo que el "abuso de las papillas" (por comodidad, por comer así mayor cantidad, etc) puede ser uno de los causantes. Así que no niego los purés para Celia, pero intentaré no demorar tanto el incorporarla a las comidas familiares normales.

Como conclusión, decirte que no es cuestión de entonar el 'mea culpa' sino de analizar qué se pudo hacer mejor e intentar una vía alternativa. Muchas otras cosas hicimos bien y son de esas de las que nos sentimos orgullosos. Pero sobre todo y pese a todo, somos los mejores padres que nuestros hijos pueden tener, nosotros de las nuestras y tú de los tuyos.

Eso, no lo olvides.

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