viernes, 4 de julio de 2014

Ziro, nuestra mascota

Nunca fui muy amante de los animales, seguramente porque nunca los había tenido. Cuando vivía con mis padres, no entró ninguno en casa, por más que mi hermana y yo insistimos alguna temporadita que otra con tener un perro. En el fondo, siendo práctica, reconozco que eso de tener que madrugar (más) para sacarles a dar un paseo llueva o haga un sol de justicia, me puede más que disfrutar del mejor amigo del hombre.

Sin embargo, creo que tener un animal doméstico es una experiencia preciosa en cualquier situación y más si hay niños en casa, pues hace salir el lado más responsable y cariñoso de ellos.

Ziro, nuestro gato persa

Ziro (llamado así como el primer rey de Persia) llegó a casa el verano de 2005 en un momento complicado. De todos mis amigos es sabido mi sorpresa al verle en la cocina de la casa que aún no compartía con Óscar.
Era un lindo gato persa de pelo gris que pronto se hizo querer. Su triste mirada me cautivó desde el principio. Juguetón aunque tranquilo, siempre buscaba los huecos más recónditos para acurrucarse.

Ziro, nuestro gato persa

Ziro, nuestro gato persa

Ziro, nuestro gato persa

Ziro, nuestro gato persa
Nos acompañó en algún viaje y vivió con nosotros los momentos más importantes de nuestra vida. Temimos su reacción cuando Enma le destronara, pero lejos de ponerse celoso, buscaba estar a su lado y la vigilaba como centinela al lado de su cuna.

Ziro, nuestro gato persa

Ziro, nuestro gato persa
El 8 de febrero de este año, Ziro nos dejó después de 5 meses de enfermedad, dejando en casa un hueco insustituible. Sabemos que en futuro tendremos otro gato, pero de momento no queremos llenar su ausencia, que todavía se nota demasiado.
Hoy quiero recordarle maullando detrás de la puerta cuando regresábamos a casa, persiguiendo el reflejo del reloj, bufando a los pintores (nunca le gustaron), jugando con los volantes de mi vestido de novia, esquivando las pequeñas torpes manos de Enma, avisándonos cuando ella lloraba por las noches y mirándola desde un segundo plano, durmiendo al abrigo de Óscar y recostándose sobre su ropa recién planchada (ummm) porque olía a él...

Barney, el caracol

Desde entonces, hemos llenado la casa de otro tipo de animales (gusanos de seda, caracoles...), pero con los invertebrados no hemos tenido tanta suerte ni hemos conseguido encariñarnos igual.

Gusanos de seda

Gusanos de seda

Y vosotros, ¿tenéis mascotas?, ¿habéis tenido?, ¿cuál es vuestra experiencia?

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