"Cuentos rebeldes" que rompen estereotipos

Recuerdo cuando era niña y mi padre ponía en el tocadiscos la canción de Paco Ibáñez de El Lobito Bueno (versionando el poema de José Agustín Goytisolo). Me encantaba aquella canción porque, al margen de las connotaciones políticas, ponía patas arriba los convencionalismos sociales.
Algo parecido sucede con Cuentos Rebeldes, una obra de teatro infantil, que ofrece 50 minutos de entretenimiento para los más pequeños pero que trae consigo una moraleja importante.

Y si hace poco te hablaba de teatros carentes de "sustancia". Hoy te traigo el ejemplo contrario.

Sofía es una niña que casualmente llega a un rincón escondido dentro de una biblioteca. Allí descubre un libro apasionante para ella pero no para la princesa que lo protagoniza, harta de esperar en su torre a que llegue el príncipe y la salve. Pero no sólo con ella iniciará la búsqueda del autor para que cambie el cuento, sino que a lo largo de la obra conocerá a un lobo cansado de ser el malo de todo cuento, a un hada triste por ser el principal personaje de una historia inacabada o a un ogro harto de asustar a los niños.

Y juntos, deciden buscar al autor de esos cuentos llenos de tópicos y clichés para que haga de ellos personajes valientes y con iniciativa, aventureros, bondadosos y con un final, a ser posible feliz.



Todo esto aderezado por dos actrices de carne y hueso la mar de espontáneas, un títere, tres marionetas y una pantalla donde proyectar sombras chinescas, en un escenario sencillo pero que da mucho juego.

Moralejas para enseñar a nuestros hijos:

• Las bibliotecas tienen un valor incalculable, y albergan las más bellas historias jamás contadas.
• Rompe con los estereotipos y no te conformes con vivir la historia que otro ha escrito por ti. Lucha por cambiar lo predestinado y sobre todo, sé libre para decidir.
• A veces las soluciones no son las que esperas pero por diferentes medios se puede llegar al mismo fin.
• Un teatro con pocos medios y un sencillo decorado puede contar historias maravillosas.
• Siéntate a leer y también a escribir, plasmar en papel las historias que habitan tu imaginación te harán dar vida a cosas increíbles.

¿Algo más? Creo que 50 minutos bien dados de sí, ¿no crees?