Etiquetas para tarros y potitos de Petit Fernand

Como la comida de casa no hay ninguna. Por eso, en la nuestra, cuidamos mucho eso de comer variado, equilibrado, sano, con una forma sencilla de cocinar.

Y no iba a ser de otra manera que hacerlo con Celia igual. Es cierto que en alguna ocasión hemos echado mano de potitos de supermercado pero en casos de extrema necesidad, pues siempre tengo purés variados en el congelador que voy sacando la noche anterior.

Suelo hacer dos o tres tandas de 4 purés cada una a la semana, mezclando diferentes verduras con pollo, ternera, cerdo, pavo, merluza y bacalao. Así, Celia come triturados con alimentos que es casi imposible de encontrar en los potitos (brócoli, nabo, acelgas, judías verdes...) y por las noches cena sólidos sentada con nosotros a la mesa.

Y como los purés son variados, es imprescindible un buen etiquetado previo a congelarlos. Para eso no hay mejor opción que utilizar las etiquetas adhesivas para marcar los tarros de Petit Fernand. No las había utilizado, pero una vez que las probé, ya no puedo prescindir de ellas.

- Tienen un tamaño perfecto (56x36 mm) compatible con todos los formatos de recipiente: ya sea fiambrera de plástico como tarros de cristal (recomiendo estos últimos por ser mucho menos tóxicos). Siempre que la superficie sea lisa, el adhesivo se pega con facilidad.

- Tienen un montón de diseños de coloridos alegres, siguiendo patrones geométricos y estampados frutales y por solo 3€ te llevas un pack de 6

- Resisten a las temperaturas extremas del congelador y del microondas y se pueden meter en el lavavajillas. Aunque parezca magia, te aseguro que salen indemnes. Antes utilizaba las típicas pegatinas de papel que venden en las papelerías, pero en el congelador desteñía la tinta y lo que escribías se volvía ilegible. Si olvidabas quitar la etiqueta, no te cuento como quedaba tras su paso por el lavaplatos: la etiqueta despegada y a veces filtrada por el sumidero y el recipiente con restos de pegamento difícil de quitar.

- Son reescribibles. Porque no serían del todo perfectas si tras un uso las tuvieras que tirar. Pero no, borras lo que has escrito con un paño húmedo o impregnado en un poco de alcohol y ¡voilà!, quedan como nuevas. ¿No lo crees? Aquí hago la prueba.

Y si tu hijo ya no toma papillas, utilízalas para marcar tarros de conservas que hagas, de mermelada, de sobras de comida, para hacer un regalo comestible (unas chuches, unas galletas caseras) y decorarlo, para cajas que en un futuro servirán para otras cosas y podrás modificar su etiquetado... Se me ocurren infinidad de utilidades, así que corriendo me voy a su web a hacer un nuevo pedido.

¡Ah! y no te olvides que enseguida comienza la operación "vuelta al cole", por lo que sus packs escolares te vendrán fenomenal para tener cada cosa con su nombre.