Será que me encuentro especialmente concienciada con el tema o que hay asuntos que te tocan con más intensidad en lo personal o en lo emocional. El caso es que hoy quiero hacer un pequeño homenaje a esas mujeres que viven en la intimidad de sus casas la peor de sus pesadillas, y a esas otras que se atrevieron a dar un paso al frente.
Lo cierto es que a pesar de que cada año las campañas en repulsa y de concienciación son más certeras, no conseguimos frenar esta lacra social que hace que sigan muriendo decenas de mujeres cada año en manos sus parejas asesinas.
Concienciados de lo importante que es atajar este problema también desde un punto de vista sanitario, en mi centro de salud pidieron voluntarios para ser responsable de Violencia de Género. La realidad es que nadie quería y hubo que sortear el cargo, imagino que por la complejidad del asunto y la cantidad de lagunas que aún hoy en nuestros días existen, legales, de ayuda, de formación en la prevención...
El sorteo se resolvió y me tocó a mí, entre otros, asumir esa responsabilidad compleja. He de decir que me he tomado todo el interés en formarme y de implicarme, pero te aseguro que siguen temblándome las piernas cuando suena el teléfono de mi consulta "anunciando" la llegada de una víctima más.
No sé cuál es la solución, si un mayor apoyo social, más recursos públicos, más visibilidad a un problema del que sólo vemos la punta del iceberg, endurecimiento de las penas... sólo sé que he oído las grabaciones de un móvil a escondidas de un tipo que insultaba a su pareja y tres años después ha quedado tan tocada que es incapaz de borrarlas y pasar página, una mujer que rebajaba con agua la botella de vino de su marido para minimizar los efectos agresivos que el alcohol tenía en él, una adolescente que deambula por el barrio hasta que llega su madre a casa porque tiene miedo a quedarse sola en casa con su padre, mujeres obligadas a mantener relaciones con sus parejas y que acuden desmoralizadas porque la naturaleza viril de su marido choca con su inapetencia sexual y el anhelo de otra que, cada noche, esperaba que su cónyuge hubiera encontrado una fulana y no volviera a casa a dormir por la amenaza que supone oír la llave en la cerradura...
Insisto. No sé cual es el papel de la sociedad, cuál es nuestra misión, pero quiero invitarte a que hoy, Día Internacional Contra la Violencia de Género lo pienses y seas consciente de que tal vez el problema esté más cerca de lo que crees, ¿quizás al otro lado de la pared?
Concienciados de lo importante que es atajar este problema también desde un punto de vista sanitario, en mi centro de salud pidieron voluntarios para ser responsable de Violencia de Género. La realidad es que nadie quería y hubo que sortear el cargo, imagino que por la complejidad del asunto y la cantidad de lagunas que aún hoy en nuestros días existen, legales, de ayuda, de formación en la prevención...
El sorteo se resolvió y me tocó a mí, entre otros, asumir esa responsabilidad compleja. He de decir que me he tomado todo el interés en formarme y de implicarme, pero te aseguro que siguen temblándome las piernas cuando suena el teléfono de mi consulta "anunciando" la llegada de una víctima más.
No sé cuál es la solución, si un mayor apoyo social, más recursos públicos, más visibilidad a un problema del que sólo vemos la punta del iceberg, endurecimiento de las penas... sólo sé que he oído las grabaciones de un móvil a escondidas de un tipo que insultaba a su pareja y tres años después ha quedado tan tocada que es incapaz de borrarlas y pasar página, una mujer que rebajaba con agua la botella de vino de su marido para minimizar los efectos agresivos que el alcohol tenía en él, una adolescente que deambula por el barrio hasta que llega su madre a casa porque tiene miedo a quedarse sola en casa con su padre, mujeres obligadas a mantener relaciones con sus parejas y que acuden desmoralizadas porque la naturaleza viril de su marido choca con su inapetencia sexual y el anhelo de otra que, cada noche, esperaba que su cónyuge hubiera encontrado una fulana y no volviera a casa a dormir por la amenaza que supone oír la llave en la cerradura...
Insisto. No sé cual es el papel de la sociedad, cuál es nuestra misión, pero quiero invitarte a que hoy, Día Internacional Contra la Violencia de Género lo pienses y seas consciente de que tal vez el problema esté más cerca de lo que crees, ¿quizás al otro lado de la pared?
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