Manzanares el Real, un castillo de cuento

No sé si a ti te pasa, pero no hay lugar que me haga retroceder más en el tiempo y meterme en el contexto de la época que los castillos. Los museos me llevan a otras épocas también ¡claro!, pero es un poco como historia enlatada. Sin embargo un castillo...

El Castillo de Manzanares el Real, también conocido como el Castillo de los Mendoza, es de los castillos mejor conservados de la Comunidad de Madrid (construido en el año 1475 y reconstruido en el 1914) y uno de los más emblemáticos (declarado Monumento Histórico Artístico en 1931).

Ubicado estratégicamente en el corazón de la sierra madrileña desde un punto de vista defensivo y operativo, puesto que los fértiles huertos que lo circundaban servían de abastecimiento.
Podemos recorrer sus jardines exteriores, que gozan de una vista privilegiada de la sierra de La Pedriza y del Embalse de Santillana, y que contaban con un bosque animado, un jardín alquímico, huertos, campos de cereal y viñedos, laberintos y un campo de manzanos o "pomar" (de ahí su nombre).

Los más pequeños de la casa disfrutarán bailando al ritmo de la música medieval con la que suelen aderezar las visitas, corriendo por la barbacana y mirando a través de la cruz en bajo relieve que se esculpe en las estrechas saeteras.

Una vez dentro, en la entreplanta primera, unos caballeros armados te dan la bienvenida comenzando así la visita explicativa mediante carteles informativos, objetos, armas y menaje de la época en expositores acristalados. Si vas con tiempo detente a leerlos mientras los niños buscan los arqueros en las vidrieras, el pozo "sin suelo" (que apuntaba Enma) o la armadura de un niño... Lleva una guía didáctica impresa en función de la edad de tus hijos para que se entretengan pintando o jugando con alguna de sus propuestas.

Después accedemos al patio rectangular porticado, en el que es frecuente ver exposiciones temporales y donde tienen lugar conciertos y encuentros como las jornadas de esgrima antigua que pudimos disfrutar en nuestra última visita este fin de semana pasado.

Desde el patio arranca una escalinata que lleva a la galería de piso superior y que distribuye las estancias palaciegas: la Sala del Infantado como centro de reuniones, la Sala Santillana que hace las veces de comedor y el Estrado de las Damas de inspiración islámica con tapices y alfombras sobre las cuales es fácil imaginarse a las doncellas cosiendo y que alberga un mirador con unas vistas imponentes al embalse de Santillana. Una estrecha escalera de caracol (no apta para carritos) lleva a la alcoba y oratorio.

Juan Guas, arquitecto del monumental complejo, da nombre a la galería principal considerada una joya del gótico flamígero de la meseta. A mí desde luego me parece espectacular y es sin duda lo más impresionante de la visita. ¿A ti también te lo parece?

No puedes marcharte sin recorrer las almenas y que los niños encuentren cuál de las 4 es la diferente (también llamada la Torre del Homenaje y única de planta octogonal), mirar las banderas que las coronan y jugar a adivinar a qué lugar del mundo pertenecen.

Esta fortaleza-palacio puede visitarse de forma individual bajo las indicaciones de una guía explicativa o recorrer sus dependencias de la mano de sus visitas guiadas teatralizadas. Si vas con niños, te recomiendo que la noche antes les leas este cuento editado con la intención de acercar a los más pequeños a la curiosa vida del medievo llena de caballeros, armaduras, nobles y plebeyos. Sin duda un plan perfecto que aúna el juego, el conocimiento histórico a través de sus cinco siglos y el acercamiento al patrimonio cultural de la Comunidad de Madrid.

Después siempre podrás disfrutar de la gastronomía local para rematar la jornada. ¿Lo anotas en la agenda? ¿Alguna recomendación más por la zona para amortizar el día?

p.d. Tal vez te interesen estas rutas de municipios con castillos o el de la Coracera que visitamos durante nuestra Semana Santa en la sierra oeste de Madrid.